Nuestro objetivo principal ha sido siempre hacer que la gente disfrute de la sensación de crear con sus manos, que el barro pase por sus dedos y que un pequeño movimiento cambie la configuración de la pieza. Pero dejamos claro que nosotras ayudamos en los pasos difíciles, porque la alfarería es un oficio que se aprende después de muchas horas y muchos años y nadie sabe, sin antes haberse puesto. Le damos a la cerámica el valor que se merece.

Hacemos experiencias de tres sesiones. En la primera sesión tornearás las piezas, en la segunda sesión las retornearás y en la tercera sesión las esmaltarás. Los resultados son siempre únicos, impresionantes y tan de uno mismo, que es difícil no enamorarse de lo que uno ha hecho.