Ambas ideas nos encantaron. La espiral como figura creativa, que va creciendo y creciendo, transformándose y transformando lo de su alrededor. Así que tanto Belén como José Antonio serían las dos espirales, que en su camino se juntaron, en medio de sus lugares de origen, donde nació Marcos, su hijo, otra espiral, que estará a su vera y creciendo y desarrollándose como un ser un día independiente.
Hicimos varios bocetos en papel, e incluso una plancha cerámica con tamaño a escala, para que tuvieran un posible resultado final. Pero lo que más ilusión nos hizo es cuando les invitamos a que realizasen ellos mismos el mural y aceptaron la invitación